En Colombia, el cannabis para uso medicinal fue legalizado a finales de 2015. Desde entonces se ha convertido en una tarea para el Gobierno determinar quiénes pueden cultivarlo y en qué condiciones. Hay quienes creen firmemente que esta planta funciona para aminorar síntomas y vislumbran un futuro esperanzador. Otros temen que cultivar la planta propicie la violencia, la drogadicción y la ilegalidad. Ahora surgen las siguientes dudas: ¿Podría ser este negocio rentable en Colombia? ¿Vale la pena apostar por el cannabis medicinal como tratamiento útil?
Tras la aprobación de la Ley 1787 de 2016, que autoriza el uso médico y científico del cannabis, el Gobierno ha entregado al día de hoy 327 licencias para el cultivo y el uso de estas semillas con fines medicinales (es decir, para elaborar la materia prima de la que se crean productos derivados) y 139 para la fabricación de dichos productos derivados de esta planta (como los aceites medicinales).
Sin embargo, hay problemas en el cumplimiento del protocolo. Los municipios con más concentración de cultivos de cannabis son Cundinamarca (80), Antioquia (58), Valle del Cauca (30) y Cauca (27), siendo Antioquia y Cauca los dos municipios con mayores índices de violencia, según la MOE. La pregunta de fondo es qué tan posible es garantizar la seguridad de un producto de tanto valor como el cannabis en zonas de tanta volatilidad en términos de seguridad.
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